domingo, 26 de marzo de 2017

Quizás

¿Qué hubiese pasado si te hubiera dicho que sí? ¿Seguiríamos juntos o, por el contrario, nuestros caminos se hubiesen separado irrevocablemente como dos ríos que desembocan en océanos distintos? ¿Crees que hubiésemos sido felices, que hubiese merecido la pena?
Últimamente por mi mente solo rondan dos palabras: y si... Si te hubiese dicho que sí, quizás ahora estaríamos viajando en busca de ciudades en las que perdernos, para luego encontrarnos en caricias bajo la lluvia o en besos robados en bares de mala muerte. 
Quizás mis poemas versarían sobre nosotros, sobre cómo me sorprendiste con un cachorro en Navidad o sobre cómo robaste mi aliento cuando nuestros ojos se encontraron por primera vez.
Quizás e y si van de la mano, al menos en mi caso. Posibilidades que pudieron ser y no fueron, pero que permitieron que otras fuesen lo que son. 
¿Me arrepiento de no haberte dicho que sí? No lo sé, quizás. ¿Te arrepientes tú de haber aceptado mi no y no haber luchado por lo que podríamos haber sido, o eres feliz? Espero que seas feliz, siempre te has merecido ser feliz. Aunque quizás podríamos haber sido más felices juntos, ¿no crees? 
Quizás, si algún día nos volvemos a ver, te diga que sí, aunque sea ya sea tarde.

miércoles, 8 de marzo de 2017

Un empujoncito de valor

Cada mañana te veo coger el autobús. Normalmente escuchas música, pero si tengo suerte te encuentras con una amiga y puedo oír tu voz, oír como tu risa flota entre la gente que espera adormilada que llegue su parada, pero tú siempre pareces tan feliz, tan llena de energía que a veces parece mentira que sea un lunes.
Podría ir más tarde a mi destino, pero me gusta verte. Me gusta ver cómo miras por la ventana cuando llueve y cómo frunces el ceño cuando a tu lado se sienta esa señora que solo sabe hablar a voces. Podría decirte algo, un simple hola, pero no me atrevo. Me da miedo que te haya idealizado o que tú, con esos ojos negros, no te hayas ni fijado en mí.
Cada día me digo que hoy te voy a hablar, que hoy sí. Pero hace ya dos semanas que no te veo. ¿Dónde estás? Los viajes se vuelven tristes y monótonos sin ti. No sé si has cambiado de trayecto, de destino o te ha pasado algo. Solo sé que te echo de menos y que si te vuelvo a ver, no te voy a dejar escapar otra vez.