sábado, 10 de diciembre de 2016

Teníamos fecha de caducidad

Disfrutábamos cada momento juntos, tú y yo, sin preocuparnos en exceso por nada ni nadie. Vivíamos cada día como si no hubiese mañana ni hubiese habido un ayer, solo nos importaba el hoy. Teníamos toda una vida por delante, juntos. Jamás se nos ocurrió pensar que fuese a ser de otra manera, pero empezamos a querer cosas distintas. Yo quería vivir en el presente, tú pensabas en el futuro y ambos nos perdimos en el pasado sin querer. Poco a poco nos fuimos dejando, fuimos dejando de ser un nosotros en mayúsculas y con luces de neón a ser tú y yo por separado. Dejamos de escribir nuestra historia juntos, para comenzar un capítulo diferente en nuestras vidas. Ojalá no hubiésemos sido simples puntos y a parte, sino puntos suspensivos, de esos que ves y sabes que nada ha terminado, que hay más cosas por contar. Sin embargo, cuando compramos nuestro amor se nos olvidó mirar la fecha de caducidad y, lamentablemente, esta llegó a su fin.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Conocí a una chica

Conocí a una chica que caminaba sobre el Sol e iluminaba las sombras.
Conocí a una chica con las estrellas pintadas en los ojos, las constelaciones grabadas en la piel como si de un lienzo se tratara y con ganas de explorar el universo.
Conocí a una chica ponía celosa a la mismísima Primavera y enamoraba a cada Verano que se encontrara por el camino.
Conocí a una chica que hacía suspirar a los dientes de león y temblar a los corazones de los pobres descuidados que se cruzaban en su camino.
Conocí a una chica que era como ver nevar en el desierto, algo único y que pasa una vez cada mucho tiempo.
Conocí a una chica así, la conocí y se me escapó de entre los dedos como el viento del norte en invierno.
Conocí a una chica que me hizo soñar y ahora solo puedo soñar con ella.

domingo, 23 de octubre de 2016

Aprendí a querer

Los días pasaban sin darnos cuenta, poco a poco empezamos a caer en una hermosa rutina de la que no queríamos salir. Nos despertábamos cuando los primeros rayos de sol acariciaban nuestras costillas. Nos reíamos de mi manía de clasificar la ropa por colores, de tus calcetines a rayas y de esa vecina cotilla que nos espiaba todas las tardes. Aprendimos a querernos.
Tú sonreías cada vez que maldecía cuando se me caía algo. Te encantaba que te dejase notas por la casa. Decías que te habías enamorado de mí por mis pecas, mi obsesión por el control y mi forma de mirarte. Aprendiste a quererme.
Me gustaba despertarme por la noche y verte dormir plácidamente a mi lado. Adoraba ver cómo fruncías el ceño cuando estabas concentrado. Aprendí a quererte, a querernos, como tú me querías a mí, con virtudes y defectos. 

lunes, 26 de septiembre de 2016

Yo

Me da igual el qué y el cómo, ni siquiera me importa el porqué. Todo carece de sentido si tú no estás, porque tú hacías que todo tuviera sentido. Al principio solo me importabas tú, tú y tus estúpidas manías. Después comprendí que no eras solo tú, sino nosotros, nosotros y nuestro futuro juntos. Pero fui una ilusa, tardé mucho en comprender que lo único que importa de verdad soy yo, yo y mi vida.

jueves, 15 de septiembre de 2016

Espejismo

Tú me dabas amor a cuentagotas, y yo era como un hombre perdido en el desierto donde tu amor era mi salvación, mi oasis... Pero nadie me advirtió de que en el desierto hay espejismos. Y eso es lo que fuiste, un espejismo que se desvaneció ante mí.

martes, 6 de septiembre de 2016

Otra de whisky

- Sírveme otra copa, Paul.
El camarero me mira con ojos tristes antes de llenar mi vaso con whisky. No dudo ni dos segundos antes de beberme todo su contenido de un trago. Noto cómo el alcohol abrasa mi garganta, pero el calor me reconforta de alguna manera, me hace sentirme un poco menos mal.
- Otra - le digo a Paul mientras doy un golpe en la mesa.
- Creo que ya has bebido suficiente por hoy, pequeña.
Le miro con lo que espero que sea una mirada asesina, sin embargo sé que tiene razón. He bebido demasiado, pero quiero olvidar, y parece que mi nuevo amigo whisky es bastante efectivo. Suspiro con cansancio mientras oculto la cara entre mis brazos.
- Vale...
Hasta a mis oídos mi voz suena derrotada. ¿Cómo he llegado a este punto?
- Deberías irte a casa.
- Por una vez te voy a hacer caso, Paul.
Me levantó del taburete un poco tambaleante. Creo que el alcohol me ha afectado más de lo pensaba, pero aún así, no lo suficiente. 
- Mañana será mejor hoy.
Sé que quiere hacerme sentir mejor, pero es prácticamente imposible que todo vaya a mejorar de la noche a la mañana, no obstante me obligo a sonreírle sin ganas.
- Eso espero.
Me despido de Paul con un leve asentimiento de cabeza y salgo del bar. El frío de la calle hace que sienta un escalofrío, pero me hace sentir viva y, en estos momentos, es todo lo que necesito. 

martes, 2 de agosto de 2016

Constelaciones en la piel

No puedo evitar acordarme de ella cada verano, de su forma de caminar, con pasos cortos y rápidos, casi sin tocar el suelo. Recuerdo su olor a sal y su sabor a limón, como si fuese el mejor chupito de tequila que fuese a probar en mi vida. Es imposible olvidar las constelaciones que pintaba en mi espalda y su sonrisa a medianoche. 
Y aquí estoy yo, soñando con aquella chica de verano que me tatuó el corazón con fuego y a base de besos, otra vez. Quise atraparla  entre mis brazos y no soltarte, pero desapareciste entre las olas un amanecer. Una chica como esa es difícil de encontrar y más aún de olvidar.

viernes, 22 de julio de 2016

Viviremos con el miedo en el cuerpo

Es curioso cómo las personas que más quieres pueden ser las que más daño te hagan. Supongo que es porque esas personas te conocen, pero no como te puede conocer cualquiera, sino que te conocen de verdad. Saben qué es lo que te gusta, las cosas que no soportas, tus sueños y pesadillas, tus debilidades. Lo saben todo de ti, bueno, casi todo. Porque a veces no compartes todo de ti, aunque quieras. ¿Sabes por qué haces eso? No, no es porque no tengas suficiente confianza en esa persona como para no decírselo. Tampoco es porque te avergüences de ello. Es porque quieres tener un as bajo la manga, sí, un as. Porque has aprendido a no compartir todo de ti porque ya lo hiciste y no salió bien, por eso ahora no te muestras entero. Solo una parte casi completa de ti. Porque esa pequeña pieza que te guardas puede destruirte y sabes que, si la comportes y te equivocas, esa persona no dudará en destruirte. Y aquí estás tú, mostrándote (casi) entero al mundo, pero viviendo a medias, viviendo con miedo porque esperas que el golpe llegue, pero no llega. La pregunta es, ¿llegará algún día el golpe o viviremos con el miedo en el cuerpo?

jueves, 7 de julio de 2016

Otra grieta en el corazón

-¿Sabes lo que más me gusta de ti? Que no tienes miedo a nada.
Él exhaló el humo del cigarrillo y pequeñas volutas se formaron a nuestro alrededor, creando una atmósfera única donde nosotros éramos solo nosotros.
- Todos tenemos miedo a algo, incluso yo.
Debí poner una cara rara porque soltó una carcajada, una de esas que hace que me tiemblen todos los huesos del cuerpo y que me cueste respirar. Esas eran las mejores, las inesperadas, las que cuando llegaban causaban un terremoto a nuestro alrededor. Y yo me había ganado una de esas escasas carcajadas. 
- ¿En serio? Siempre parece que lo tienes todo bajo control.
Él me miró con esos ojos verdes que parecían leer mi alma. Sentí como el tiempo se detenía entre nosotros. Sabía que debía apartar la mirada, sabía que debía hacerlo porque si seguíamos así iba a terminar ardiendo.
- Hay cosas que se escapan a mi control - lo dijo con una voz ronca que erizó mi columna vertebral.
Iba a responder algo sobre que es un controlador obsesivo cuando sonó mi móvil. Al ver la pantalla una estúpida sonrisa se pintó en mis labios. Cuando alcé la vista, él esquivó la mía. Si hubiese prestado más atención en ese momento, habría oído como otra grieta se formaba en su corazón, pero yo estaba sorda y él, mudo. 

miércoles, 15 de junio de 2016

Desgastamos nuestro amor de tanto usarlo

Llamadas a medianoche solo para escuchar mi voz. Susurros de amor mientras nuestros cuerpos seguían enredados. Besos robados día sí y día también. Mensajes cursis a cualquier hora. Cenas iluminadas con la luz de las velas en tu piso. Caricias que significaban un mundo. ¿Dónde quedaron todas esas cosas? 
Ya no recuerdo la última vez que sentí el mundo detenerse solo porque tú entrabas en la habitación. Creo que he empezado a olvidar el color exacto de tus ojos, el sonido de tu risa e incluso el sabor de tus besos. No puedo decir si nuestro último beso fue un martes o un miércoles, no lo recuerdo. Significabas tanto para mí, tú y todas esas cosas que me hacían quererte un poco más cada día. Pero supongo que todas esas cosas quedaron olvidadas en un cajón, ese en el que empezamos a guardar, poco a poco, casi sin darnos cuenta, los te quiero y las sonrisas, los te echo de menos mandados a altas horas de la madrugada, los besos a escondidas, las caricias... Todas esas cosas están guardadas en el mismo cajón donde guardamos nuestro amor. 
Te quise, aún te quiero, pero no puedo quererte más porque desgastamos nuestro amor de tanto usarlo. 

jueves, 2 de junio de 2016

Llámame

Llámame idiota por creer en cuentos de hadas y en finales felices. Llámame idiota por soñar despierta con vivir mil aventuras, con dragones y caballeros de brillante armadura. Llámame idiota si quieres, pero llámame. 

domingo, 24 de abril de 2016

Nos enamoramos de casualidad

Nos enamoramos de casualidad, de repente. Recuerdo que era un domingo de abril. Tú jugabas con las palabras de El amor en los tiempos del cólera. Yo jugaba a atrapar momentos entre los dedos y, sin darme cuenta, te atrapé a ti. Nos quedamos unidos en la misma telaraña llamada vida.  Poco a poco, tímidos al principio y atrevidos después, empezamos a tejer momentos juntos. Inolvidables. Increíbles. Únicos.
Pasaban los días y los meses, y ahí seguíamos nosotros. Juntos, como dos gorriones en un cable de alta tensión. Sin miedo a nada y seguros de nosotros mismos, porque nos gustaba ese nosotros. Ese nosotros podía dar la vuelta al mundo, saltar en paracaídas o nadar en tiburones. Iba a seguir ahí, pero nada es eterno.
Nos quisimos sin quererlo, fue de casualidad. Pero nos fuimos olvidando casi sin darnos cuenta. Y ahora yo estoy aquí y tú, tú no.  

viernes, 15 de abril de 2016

¿A qué tienes miedo?

- ¿A qué tienes miedo?
- A la soledad.
- Tranquila, siempre me tendrás a mí.
- Por experiencia te digo que los siempre no duran hasta el final...

sábado, 2 de abril de 2016

Yo tenía un plan

Yo tenía un plan, ¿sabes? Quería quererte por el día y adorarte cada noche. Quería ser tu amiga, tu apoyo, tu todo... Pero no siempre las cosas salen como esperamos. Tú tenías tus propios planes, unos planes que no me incluían. Pero tranquilo, yo ya he rehecho los míos y tú nombre no está en ellos. 

miércoles, 9 de marzo de 2016

Me dejaste una cicatriz con tu nombre

Hay personas que pasan por la vida de puntillas, sin hacer ruido, apenas una leve caricia en el corazón. Pero tú no, tú no eras de esas personas. Tú eras de todo o nada, no te iban las medias tintas.  Fuiste como un tsunami, como un volcán en erupción, como una tormenta en el desierto.
Desde el primer momento en el que te vi con esos labios rojos y tus vaqueros desgastados supe que traías problemas, que no pasarías por mi vida de puntillas, sino que llegarías, la pondrías patas arriba y bailarías sobre el desorden. No me convenías, de hecho no le convenías a nadie, pero ahí estaba yo, esperando como un tonto ser parte de tu vida. No me arrepiento de nada y menos de conocerte a ti. Me dejaste una cicatriz con tu nombre, pero me enseñaste a vivir. Eso es lo que hacen las personas como tú, te marcan con fuego en la piel, puede doler al principio, pero, al final, te das cuenta que te han enseñado a vivir.

miércoles, 2 de marzo de 2016

Ardimos como Roma

Tú jugabas a quererme. Yo a hacerme la interesante. Jugábamos a un juego en el que desconocíamos las reglas. Pensamos que era fácil, que podíamos ganar, pero se nos olvido que siempre que se juega con fuego, te acabas quemando. Y nosotros ardimos como Roma. 

martes, 16 de febrero de 2016

No me dejes quererte más

Odio que me mires así, como si fuese lo único que importa en este mundo. Odio que me hagas sentir así, como si pudiésemos con todo y todos. Odio que me llames en mitad de la noche solo para decirme que me quieres. Odio que me mandes rosas porque sí y que me digas que soy guapa cuando me despierto.
Odio todas esas pequeñas cosas. Las odio, ¿sabes por qué? Porque esas pequeñas cosas me hacen quererte aún más. Cada día te quiero más, y por eso mismo te odio. Sé que llegará un momento en que yo ya no sea tu todo y, cuando llegué ese día (porque llegará), tú serás mi todo.
Me haces quererte para luego destrozarme, por eso te odio. Dejarás una herida de bala en mi corazón, que ni el tiempo ni nadie podrá curar. Pero yo te seguiré odiando (y queriendo) todos los días de mi vida, por enseñarme lo que es el amor y por enseñarme lo que es el dolor.

martes, 9 de febrero de 2016

Mírame una última vez, por favor

Gírate. Mírame una última vez, por favor. Déjame pensar por un momento que aún te importo. No te vayas aún. No salgas por esa puerta para no volver más. Déjame ver tu sonrisa, esa sonrisa de verdad que te crea hoyuelos en las mejillas y hace que mi estúpido corazón dé una voltereta. 
Mírame una última vez, por favor. Mírame como si fuese la primera vez, como si aún tuviésemos quince años y un puñado de ilusiones en lugar de corazones rotos. Sé que no puedo evitar que te vayas, ya no tengo ese poder pero déjame disfrutar unos segundos. Déjame soñar con un final alternativo, con nuestro felices para siempre. 
Mírame una última vez, por favor. Mírame y prométeme que no será la última... 

domingo, 31 de enero de 2016

Hoy te digo adiós

Yo ya te echaba de menos desde el primer momento ¿sabes por qué? Porque realmente nunca te tuve, siempre supe que nunca serías mío. Podría tener un poco de ti y con eso me conformaba, o, al menos, eso pensaba. Pero eso ya no es suficiente. 
Tú siempre fuiste lo primero para mí, mi primer pensamiento al despertar y el último al acostarme. Mi mundo. Y yo, ilusa de mí, me conformé con formar parte del tuyo. 
Pero hoy es el día en el digo adiós, no, no es un hasta luego, es un adiós. Adiós a esas noches eternas en las que esperaba una llamada tuya. Adiós a esas lágrimas y a ese dolor que parecías despertar en mí. Adiós a tus medias sonrisas, a tus palabras bonitas y tus mentiras. 
Hoy te digo adiós a ti. 

jueves, 21 de enero de 2016

Escucha

Shh. Calla. No hagas ruido. No estropees el momento. Cierra los ojos y escucha atentamente. ¿Oyes eso? Ese ligero aleteo es mi corazón que te da la bienvenida. Cuídalo, por favor, solo tengo uno.

miércoles, 6 de enero de 2016

Déjame ser yo

No necesito que nadie me diga lo que tengo que hacer, ni lo que debería sentir. Solo necesito alguien que me deje ser yo, simplemente yo. ¿Eres tú esa persona? ¿Esa persona que me va a querer con todas mis virtudes y mis numerosos defectos? ¿Lo eres? Porque si la respuesta es no, creo que ya conoces donde está la salida. 



Feliz año pajaritos, espero que este año voléis más alto que el anterior