miércoles, 25 de enero de 2017

Jugando al escondite

Jugábamos al escondite como si fuésemos el Sol y la Luna. Tú querías bailar bajo el manto estrellado y pedir deseos a las luciérnagas como si fuesen estrellas fugaces. Yo prefería sentir una cálida caricia en los párpados al despertar. Querías perderte entre las sombras y luces nocturnas de las ciudades, decías que ahí radicaba la belleza de las cosas, en los contrastes. Pero yo prefería ver las cosas a contra luz, viendo solo su mejor perfil, imaginándome cómo sería. 
Cuando yo decía Sur, tú decías Norte. Y así, sin pensar ni saber bien cómo, trastocamos la brújula que nos guiaba para encontrarnos en un mar de besos a media luz y palabras susurradas bajo las sábanas. Jugábamos sin importarnos las reglas, como náufragos perdidos que no quieren ser rescatados. Éramos un choque entre el verano y el invierno en pleno abril, como una furiosa tormenta en el desierto. Pero, sin duda alguna, éramos el mejor desastre natural.

jueves, 19 de enero de 2017

Me olvidé de volar

Me siento como un pájaro que no recuerda cómo volar, ¿es eso posible? Si me esfuerzo consigo recordar cómo era sentir el aire en la cara, ese nudo en el estómago antes de saltar al abismo, descender para luego alzarme y sentirme libre... Pero ahora no sé cómo lo hacía. ¿Es posible que después de estar tanto tiempo en esta jaula haya olvidado cómo era volar? ¿Cómo era ser yo?