¿Qué vas a hacer?

Idiota. Idiota. Idiota. ¿Cómo puedes ser tan idiota? ¿No te das cuenta de lo que haces? ¿De que estás cometiendo un error? ¿El mayor error de tu vida? Supongo que la respuesta es no. Ahora puede que no lo veas con claridad, puede que incluso te siga pareciendo buena idea, pero llegará el día el que te darás de bruces con la realidad. Te quedarás aturdido. Mirarás a tu alrededor tratando de enfocar la vista. Y, poco a poco, te darás cuenta de lo que está pasando. Todo volverá a ti en ese preciso instante. Querrás volver a atrás, pero no podrás. La vida no tiene botón para rebobinar. Y ahora dime, ¿qué vas a hacer? ¿Vas a enmendar tus errores o vas a seguir siendo un capullo toda tu vida? 

Catástrofes con ganas de guerra

A veces, y solo a veces, me permito pensar en ti, en nosotros y lo que fuimos. Nunca mucho rato, eso sí, porque termina doliendo y, seamos sinceros, mi corazón ya ha sufrido bastante. Pero en esos momentos en los que pienso en ti, por un instante se me olvida todo lo malo que hiciste, que te hice y que nos hicimos. 

Por un momento siento que puedo volver a respirar y a pensar con claridad. Fuimos grandes, fuimos increíbles, pero fuimos, en pasado. No hay más capítulos en nuestra historia ni un seremos en el futuro, solo quedan un montón de recuerdos entretejidos en nosotros y la sensación de haber sido invencibles, de poder desatar una tormenta y sobrevivir al naufragio. Porque nosotros fuimos así, catástrofes con ganas de guerra, y, como tales, destrozamos todo a nuestro alrededor, hasta a nosotros mismos. 

La fase de recuperación no fue fácil, pero la de olvido es peor. ¿Cómo olvidar el apocalipsis que causaste en mi vida? Por eso solo pienso en ti a veces, porque si pensase más en ti serías como una réplica de un terremoto y destrozarías todo lo que he logrado construir. Pero no me permito olvidar que soy una superviviente, si sobreviví a nosotros, podré sobrevivir sin ti. 

Fuimos y dejamos de ser

Hace nada estábamos disfrutando de las caricias del sol en la cara y de las cosquillas que nos provocaban las olas en los pies. Recuerdo tu olor a helado de limón, sal y verano. Sin duda, mi fragancia favorita. Pasaban los días y nosotros, tan ilusos, no nos dábamos cuenta. Día a día, descubría algo nuevo que me fascinaba de ti. Ese lunar que tienes detrás de la oreja, esa manía tuya de despertarme con un beso o esa pasión que sentías al hablar de tu familia. Poco a poco, fui enamorándome de ti. Y tú de mí, o eso me decías. Pero ahora hace semanas que no hablamos, meses que no nos vemos... ¿Piensas en mí? Pensé que seríamos un amor de verano, de invierno y de todas las putas estaciones. Pero no, solo fuimos y dejamos de ser. Ingenua de mí, pensé que podríamos con todo y todos. Sin embargo me equivoqué, como casi siempre. A veces creo verte por la calle y mi corazón deja de latir, pero me fijo y me doy cuenta de que él no es tú. Y ese es mi jodido problema, que nadie es como tú.

Te necesito a ti

No necesito más días, semanas ni meses. No necesito que pase el tiempo o conocer a otro.  Te necesito a ti, sí, a ti. Necesito tus buenos días y también tus buenas noches. Necesito tus besos con sabor a café por la mañana y a limón por las tardes. Necesito que me mires como si yo fuese lo más valioso del mundo y temieras perderme.

No necesito pasar página o poner punto y final. Necesito seguir escribiendo capítulos de nuestra historia. Necesito que sigas siendo mi cabello de la blanca armadura dispuesto a todo por mí. Te necesito a ti.

Yo te necesito a ti, pero tú no pareces necesitarme...

No dejes de correr

Sentir el asfalto bajo los pies, el viento en la cara y los latidos del corazón en los oídos. Pumpum pumpum. El calor del esfuerzo en los muslos y el retumbar de las zancadas contra el suelo.  Para ella correr era como escapar de una jaula, le permitía ser libre y abstraerse de todo lo que le rodeaba. Se paró al oír gritar su nombre por una voz conocida. Se giró con una sonrisa en los labios y la respiración entrecortada, aunque no sabía si por el esfuerzo de correr o porque él estaba allí. 

Valientes con piel de cobardes

Hay veces que una sola decisión puede cambiar tu vida, para bien o para mal. Hay veces que debes decidir si tomar esa oportunidad, ese tren que pasa por la estación, si quieres saltar de ese precipicio, adentrarte en lo desconocido o quedarte en tu pequeña burbuja de comodidad.

Dicen que el mundo está hecho para aquellos que no tienen miedo. ¡Qué equivocados están! El miedo no es malo, el miedo es darse cuenta de que tienes algo que perder, algo por lo que temer... y aun así, te arriesgas y lo haces. El mundo está hecho para los valientes con piel de cobardes. 

El límite no es el cielo

- Si te dicen que el límite es el cielo, te están engañando.

- ¿Por qué lo dices?

-  El hombre pisó la Luna. Si conseguimos algo que parecía inalcanzable, tú puedes conseguir lo que te propongas. No lo olvides.

As en la manga

De sus manos salieron diversos pañuelos de colores y de su chistera un precioso conejo blanco. Hacía que pareciese fácil, casi como un juego de niños. Con tan solo una baraja de cartas y su sonrisa podía hacer que creyeses en cuentos de hadas. Y es que siempre le gustó jugar con magia, con cosas imposibles y hacer creer a la gente que tenía la luna en una palma de la mano y al sol en la otra. Quizás por eso se aficionó a jugar al único juego en el que todos podían perder, sí, jugaba con el amor. Pero lo que pocos sabían es que siembre tenía un as en la manga.

Alea iacta est

-¿Crees que la suerte está echada?
-No sé si creo en la suerte...
-¿De verdad? Pues dicen que las mariposas blancas traen buena suerte.

-¿Sí?

-Sí

-Pues, en el caso de que la suerte existiese, debo decirte que tú eres mi amuleto, mi talismán, mi trébol de cuatro hojas... Porque a mí lo que me trae suerte eres tú.

Eres mi brújula

Soy capitán de un barco sin rumbo, pero mi brújula apunta a ti. ¿Dónde estás? Sin ti no distingo los puntos cardinales, pero nada importa salvo encontrarte. Mándame una señal que ilumine el firmamento, una bengala que ilumine la noche. Deja que las estrellas me guíen hasta ti. No pierdas la esperanza, algún día te encontraré.

Vuela, pequeña

Martina desea volar, empezar un viaje sin rumbo y que el viento dirija su destino. Piensa que desde las alturas todo es mejor, que se puede ver todo con perspectiva.  Y es que el viento le dice alto y claro: "vuela, pequeña, alza el vuelo y danza en las nubes". La gente piensa que está loca, "no tienes alas" le dicen. Martina les sonríe, ¿cómo saben que no pueden volar si nunca lo han intentado?

Vamos a comernos a besos

- ¿Qué quieres hacer hoy?
- Comernos a besos a como si no hubiese mañana, ¿y tú?
- Cumplir tus deseos...

Los corazones no son juguetes rotos

De pequeño siempre que veía un juguete roto algo dentro de él le impulsaba a arreglarlo, a juntar sus piezas rotas y dejarlo como estaba. Parecía como si cuanto más roto estuviese algo, más interesante le parecía. Con los años fue ganando experiencia y se volvió famoso. No había nada que no pudiese arreglar, solo necesitaba sus herramientas y un poco de paciencia. Pero, cuando se rompió su corazón en mil pedazos, no supo qué hacer.

Recuerda tú que puedes

¿Por qué? ¿Por qué, si éramos felices, te tuviste que olvidar de mí? ¿Por qué no tuvimos el final feliz que merecíamos? Solías decirme que la vida nos presenta problemas y que estos nos hacen más fuertes. Antes te daba la razón, pero ¿cómo voy a ser fuerte si tú ya no te acuerdas ni de mi nombre? Eras mi brújula, mi norte y mi ancla, y ahora que te has ido ya no sé que hacer. 

Una habitación. Un papel arrugado. Una simple frase que encierra más de lo que puedas pensar: recuerda tú que puedes

Supongo que lo escribiste antes de que el Alzheimer te borrase mis recuerdos, tus recuerdos, nuestros recuerdos. Puede que tú lo hayas olvidado, pero yo recordaré por los dos, amor. 

Quiero repetir esto hasta que no pueda más

- Hacía mucho tiempo que no te veía...
- Lo sé, he estado viviendo la vida.
- ¿Y cómo ha ido hasta ahora?
- Aún no he terminado y ya tengo ganas de repetir.

Soy un fénix

Todos debemos ser como los fénix. Aprender a renacer de nuestras cenizas. Volver a echar el vuelo aunque sepas que te puedes caer. Demostrar que no te vas a ir a ningún lago. Así que hoy, pequeño, abre las alas y alza el vuelo, porque esto no es el final, solo el principio...

P.D.: bienvenidos a este nuevo blog, espero que os guste el cambio