martes, 6 de septiembre de 2016

Otra de whisky

- Sírveme otra copa, Paul.
El camarero me mira con ojos tristes antes de llenar mi vaso con whisky. No dudo ni dos segundos antes de beberme todo su contenido de un trago. Noto cómo el alcohol abrasa mi garganta, pero el calor me reconforta de alguna manera, me hace sentirme un poco menos mal.
- Otra - le digo a Paul mientras doy un golpe en la mesa.
- Creo que ya has bebido suficiente por hoy, pequeña.
Le miro con lo que espero que sea una mirada asesina, sin embargo sé que tiene razón. He bebido demasiado, pero quiero olvidar, y parece que mi nuevo amigo whisky es bastante efectivo. Suspiro con cansancio mientras oculto la cara entre mis brazos.
- Vale...
Hasta a mis oídos mi voz suena derrotada. ¿Cómo he llegado a este punto?
- Deberías irte a casa.
- Por una vez te voy a hacer caso, Paul.
Me levantó del taburete un poco tambaleante. Creo que el alcohol me ha afectado más de lo pensaba, pero aún así, no lo suficiente. 
- Mañana será mejor hoy.
Sé que quiere hacerme sentir mejor, pero es prácticamente imposible que todo vaya a mejorar de la noche a la mañana, no obstante me obligo a sonreírle sin ganas.
- Eso espero.
Me despido de Paul con un leve asentimiento de cabeza y salgo del bar. El frío de la calle hace que sienta un escalofrío, pero me hace sentir viva y, en estos momentos, es todo lo que necesito. 

3 comentarios:

Madrilenials dijo...

Y ¿qué pasó después?

Un abrazo,
P.

Elendilae dijo...

Espero que destierre el alcohol de su "nueva forma" de afrontar los problemas. Esconderlos bajo un manto de entumecimiento no hace que desaparezcan, al revés, al día siguiente siguen ahí con un horrible dolor de cabeza.

Me pregunto lo mismo que DosBichos, ¿qué pasó después?

Un besito

guille dijo...

Bebo para olvidar mis problemas, pero los cabrones saben nadar.

Serse viva es -muchas veces- el primer paso para vivir.