domingo, 13 de octubre de 2019

Los miedos reptan bajo nuestra piel

Todos tenemos miedos guardados en el corazón, miedos que reptan bajo nuestra piel luchando por salir. Los miedos nos pueden hacer valientes o cobardes, todo depende de lo que uno haga con ellos. Siempre pensé que yo pertenecía al segundo grupo, tenía miedo constante a fallar, a hacer algo incorrecto, a que te dieses cuenta un día de que podías encontrar algo mejor... Pero ahora, después de todo lo que hemos vivido, creo que pertenezco al grupo de los valientes. Me hiciste dejar a un lado mis mayores temores para enfrentarme a la realidad, me hiciste enfrentarme a mis miedos de cara, sin anestesia, sin colchoneta por si me caía... y caí, pero la caída no fue tan dura como pensaba. Ahora sé que si me caigo podré curar mis heridas y levantarme yo sola, sin tu ayuda. Sin embargo, no podría haberlo averiguado sin ti, algo bueno tenías que tener a pesar de ser un gilipollas.
Tú, por el contrario, no me querías reconocer tus miedos al principio. Parecías tan seguro de ti mismo que llegué a pensar que no tenías, que para ti tener miedo no tenía cabida en nuestro mundo. ¡Qué ilusa fui! Aparentabas una tranquilidad inexistente, creías que si fingías que no tenías miedo a nada te volverías valiente, pero se te olvidó que las cosas no funcionan así... Recuerdo que un día me dijiste que tenías miedo de no ser ni la mitad de buena persona de lo que la gente piensa. ¡Qué estúpido!, pensé, ¿cómo podías tener ese miedo si eras una de las mejores personas que había conocido? Pero hoy, después de tantas cosas, pienso que quizás tus miedos sí estaban infundados.

viernes, 13 de septiembre de 2019

Nos quedamos con los sentimientos en el corazón

Recuerdo con nostalgia nuestras conversaciones hasta las tres de la mañana, despertarme por la mañana y sonreír como una idiota al ver que tenía un mensaje tuyo, ponerme nerviosa al saber que te iba a ver ese día. 
A veces, mi mente me juega una mala pasada, porque, sin previo aviso, vuelves a mis recuerdos, sin yo quererlo. Y siento un pellizco en el corazón al recordar todo lo que pudimos ser y no fuimos... Porque fuimos unos cobardes, tanto tú como yo. Yo, por miedo a que no te importase y tú, por miedo a que yo te importase demasiado. Y así nos quedamos los dos, con las ganas de saber qué habría pasado, con las palabras en los labios y los sentimientos en el corazón. 

lunes, 9 de septiembre de 2019

Incendiaste mi vida

Apareciste en mi vida sin previo aviso, la revolucionaste y te pusiste cómodo en ella. Te dejé campar por ella a tus anchas y sembrar el caos en mi día a día, te di el combustible necesario para incendiar todos mis cimientos y te di una parte de mí que ni sabía que existía. Juntos construimos un castillo de naipes que terminó por desmoronarse tal y como llegaste, sin darme cuenta. Fuimos sin ser, estuvimos sin estar... Y ahora ya no sé ni qué coño soy.