miércoles, 8 de marzo de 2017

Un empujoncito de valor

Cada mañana te veo coger el autobús. Normalmente escuchas música, pero si tengo suerte te encuentras con una amiga y puedo oír tu voz, oír como tu risa flota entre la gente que espera adormilada que llegue su parada, pero tú siempre pareces tan feliz, tan llena de energía que a veces parece mentira que sea un lunes.
Podría ir más tarde a mi destino, pero me gusta verte. Me gusta ver cómo miras por la ventana cuando llueve y cómo frunces el ceño cuando a tu lado se sienta esa señora que solo sabe hablar a voces. Podría decirte algo, un simple hola, pero no me atrevo. Me da miedo que te haya idealizado o que tú, con esos ojos negros, no te hayas ni fijado en mí.
Cada día me digo que hoy te voy a hablar, que hoy sí. Pero hace ya dos semanas que no te veo. ¿Dónde estás? Los viajes se vuelven tristes y monótonos sin ti. No sé si has cambiado de trayecto, de destino o te ha pasado algo. Solo sé que te echo de menos y que si te vuelvo a ver, no te voy a dejar escapar otra vez.


2 comentarios:

Flor. dijo...

Una hermosa entrada, como siempre. Un beso.

Sophie dijo...

Muy lindo, ojalá reaparezca! Me gustó leerte